lunes, 27 de diciembre de 2021

#1 - Museo Memoria y Tolerancia.

Según decía la publicidad: una vez que lo visitas no volverás a hacer el mismo, me pregunto ¿A qué se referían con eso?

El Museo Memoria y Tolerancia es un recordatorio de lo que la humanidad NO debe repetir, además de ser un monumento la diversidad y tolerancia. Lo irónico es que frente al mismo ocurren marchas que predican otro mensaje que no tiene nada que ver con tolerancia.

Información general:

Dirección: Av. Juárez 8, Colonia: Centro, Alcaldía: Cuauhtémoc, C.P: 06010 Ciudad de México. Referencia: Frente al Hemiciclo a Juarez.

Horario: sábado y domingo, de las 10:00AM a 6:00PM.

Transporte cercano:

  • Metro: Bellas Artes, Linea 2/Linea 8.
  • Metrobus: Bellas Artes, Linea 4 Ruta Norte.
  • Trolebús:
    • Madero Linea 1 dirección Terminal de autobuses del Norte.
    • Independencia Linea 1 dirección Terminal de autobuses del Sur.

Costo de entrada:

  • $95.00 al público general
  • $75.00 para estudiantes y maestros con credencial vigente, además de personas mayores de 60 años con credencial INAPAM.

Antes de entrar al recinto te encuentras con una guía que te explica brevemente lo que se encuentra en el mismo. El problema es que al dar el detalle del precio a un señor con su hija (quien no creo que pasara de los 10 años) le explicó claramente que por lo duro del tema no se recomendaba a menores de 15 años y que si entraban era bajo su propio riesgo.
La niña dijo que no quería entrar, aunque desconozco si el tipo respiró porque no tendría que explicarle a su hija todo lo relacionado al museo o por lo caro que resultaría… supongo que lo segundo.

El recinto consta de 5 pisos, de los cuales 3 pisos se usan como exposición principal, otro piso es para exposiciones temporales y el quinto para cafetería, mientras que la planta baja es para la tienda del museo. También cuenta con la Isla MYT Sésamo, patrocinada por Plaza Sésamo, pero por el momento no se encuentra disponible.

Al entrar te revisan para evitar que metas productos peligrosos a través de un escáner de rayos X, igual que los que se encuentran en los aeropuertos. Después avanzas con una señorita para que aplique las medidas preventivas anti covid-19 y te explican que la exposición empieza desde el quinto piso, por lo que te guían hacia un elevador. Una vez arriba hay otra guía que te pide el boleto y te explica que la salida se encuentra al final del recorrido… como quien dice no puedes volver por donde entraste.

 El recorrido empieza con un video explicando brevemente lo que ha hecho la humanidad en contra de sí misma solo por las diferencias que nos separan y por ideas absurdas como la superioridad ante otros seres humanos. Una vez terminado el video empezamos con el recorrido con el holocausto y todo lo relacionado al mismo… el cual, sin afán de mentir, se lleva la mayor parte de todo el museo.

Históricamente hablando empiezas con el final de la Primera Guerra Mundial y el hecho de que Alemania terminó política y económicamente mal parada. Entrando en escena Adolfo Hitler en 1919 y avanzando hasta ser el dictador que conocemos hoy en día a través de su propaganda nazi.

Conforme vas avanzando comprendes por qué la guía de la entrada dijo que no era apto para menores de 15 años, la temática es bastante cruda… aunque es más informativa que cruda. No solo te explican los principios del nazismo y su absurda idea de la superioridad racial, sino que te dan a entender que eran bastante ignorantes al creer, por ejemplo, que el judaísmo se trataba de una raza y no una creencia religiosa.

También tenían sus métodos para identificar quienes eran de raza aria al usar herramientas
de medición, además de exterminar a los recién nacidos que tuvieran defectos de nacimiento… práctica que también se llevó a cabo durante la época prehispánica, esto con el fin de no perpetuar generaciones con defectos.

Llega un punto en el recorrido donde empiezan a explicar el exterminio, en este caso se llevaban a la gente a locaciones alejadas de la civilización, donde los condenados excavaban las fosas donde serían arrojados, una vez hecho el trabajo solo era cuestión de colocarlos frente a la fosa, apretar el gatillo y la física hacía el resto. El detalle con esto es que requería de mucho tiempo y dinero, por lo que los miembros del partido nazi se reunieron y determinaron la llamada “solución final”: los campos de concentración o campos de exterminio.

Para alguien susceptible a estos temas en este punto de la exposición podría sentir lástima, pena, coraje, impotencia e incluso hubiera llorado por la crueldad con la que trataron a los judíos. Pero por lo que vi a algunos visitantes les era indiferente o inclusive pasaban de largo algunas partes del recorrido… incluyéndome.
No es que quisiera hacer menos el recorrido, pero llegas a un punto donde crees que es demasiada información… misma que te enseñan en la escuela y, aunque es más detallada, al final es información que ya conocemos.

Regresando al recorrido… te explican cómo era tratada la gente, desde que eran subidos a los vagones, cómo era la vida en los campos de concentración, la escasa comida que les daban y que los “custodios” consideraban que era suficiente para mantenerlos con vida para trabajar pese a que estuvieran en los huesos, los experimentos inhumanos que llevaban a cabo a los prisioneros sin importar que fueran hombres, mujeres o niños, y obviamente el exterminio a través de varios métodos como las cámaras de gas, fusilamiento, electrocución, envenenamiento entre otros más.

Esta parte del recorrido termina con la caída de la Alemania nazi en 1945 así como de sus líderes. Los más importantes como Adolfo Hitler, Joseph Goebbels, Heinrich Himmler entre otros más se suicidaron antes de enfrentar un juicio, mientras otros de sus miembros fueron enjuiciados, encarcelados y en algunos casos, ejecutados.

En este punto del recorrido terminas fastidiado por toda la información sobre el holocausto, por lo que el resto del recorrido no se aprecia tanto como al principio. Por otro lado el resto de la sección “memoria” es más breve al presentar salas con otros genocidios poco conocidos, como el genocidio Armenio, el genocidio de Ruanda, el genocidio guatemalteco (o maya), e inclusive el conflicto en Darfur, el cual es más reciente. Desgraciadamente la información presentada no es tan amplia a comparación del holocausto. Por lo que puede pasar sin pena ni gloria.

Al final de esta parte del recorrido entiendes que la mayoría de estos genocidios son causados por ignorancia, poder, fines políticos y/o ideologías raciales. Aunque me hubiera gustado ver otros conflictos como lo que ocurre en Afganistán con el tema de los talibanes.

En cuanto a la sección “tolerancia” es una sala un poco más grande pero igual de breve que los anteriores genocidios.
No solo te dan una breve explicación de lo que es la tolerancia, sino que te muestran la diversidad cultural y racial, además del problema de la discriminación y desigualdad, ya sea por ser mujer, por raza (negro, indio, aborigen) por ser anciano, por preferencias sexuales, por discapacidad, etc.
Aunque hay un apartado para redes sociales no se expone el tema de manera amplia, mientras tenemos problemas con la intolerancia y la censura solo se limitaron a las noticias falsas.

La exposición (y el museo) termina con un muro con los derechos humanos y un homenaje a aquellos activistas que lucharon por la libertad y la intolerancia, como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, la Madre Teresa de Calcuta, entre otros.

Como dije anteriormente, uno de los pisos se utiliza para exposiciones temporales, y  en ese momento había 2: Los problemas de la contaminación y los problemas a los que se enfrenta la comunidad LGTB+. El inconveniente es que solo la exposición de la contaminación se incluye con en la entrada general, la otra hay que pagar para acceder a ella (alrededor de $30.00). Supongo que se dieron cuenta que el dinero gay es muy valioso y por eso prefieren cobrar a parte, en lugar de ser como otros recintos (como cierto hotel en Puerto Vallarta) donde no aceptan parejas del mismo sexo.

¿Qué puedo decir del Museo Memoria y Tolerancia?
Para empezar debería llamarse “Museo del Holocausto Judío y otros genocidios”, ya que es lo que se lleva más del recorrido. En cuanto a la tolerancia solo hubo una explicación muy breve, la cual no parece que te motive a cambiar tus ideas y dejar de ser una persona discriminante, pero agradezco que no traten de imponer una idea, en lugar de cómo lo hacen en las redes sociales (como que te impongan el llamado “lenguaje inclusivo”).

¿Vale la pena visitarlo?
Para quien le guste la historia universal (en especial todo lo relacionado a la Alemania nazi), si. Poder ver los instrumentos, armamentos, ropa y otros detalles (como el vagón) te acerca más a ese periodo histórico.
Para matar el tiempo un día en el centro histórico está bien, pero hay mejores opciones alrededor.
Para llevar niños y conocerlo definitivamente no. Ya que aquí hay de 2 sopas: o se trauman con lo fuerte del tema o simplemente se aburren. Es mejor esperar a que traigan de vuelta la Isla MYT Sésamo para que valga la pena la visita.

¿Lo volverías a visitar?
No, fue interesante conocerlo. Pero, a menos de que cambien el recorrido y amplíen y mejoren la información de las otras salas sería más conveniente leer sobre la Segunda Guerra Mundial por otros medios.

Con este museo empiezo a llenar mi pasaporte, ahora a juntar los demás sellos…



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